EDUCACIÓN PRIMARIA
PAUTAS
PARA QUE LAS FAMILIAS APOYEN EL PROCESO DE APRENDIZAJE DE LA LECTOESCRITURA DE
LOS/AS NIÑOS/AS Y AFIANCEN SUS HÁBITOS LECTORES.
La lectura, además de ser una
actividad recreativa, constituye un importante instrumento para el aprendizaje
y un vehículo para una mayor cultura. Por este motivo, la adquisición del
hábito lector desde los primeros años, es una de las actitudes más importantes
que pueden inculcar los padres a sus hijos.
A)
CÓMO
AYUDAR A LOS/AS NIÑOS/AS EN CASA
Es importante que las familias apoyen el proceso
lector de los/as niños/as en casa y complementen el trabajo que, diariamente,
se realiza en clase. Sin embargo, a veces, son muchas las dudas que asaltan a
los/as padres/madres en referencia a la manera en la que pueden hacerlo, y sus
dudas son completamente fundamentadas, ya que, si el apoyo en casa prescinde de
las directrices que se emplean en el colegio, pueden perjudicar más que
beneficiar a los/as niños/as y confundirlos en su proceso de aprendizaje y en
la consolidación del hábito lector. Por tanto, es importante que las familias
tengan un contacto estrecho con el/la tutor/a de su hijo/a, les planteen todas
las dudas que surjan al intentar ayudar al/la niño/a en casa y se informen
sobre la metodología empleada en la escuela para iniciar y consolidar el
aprendizaje de la lectoescritura. De cualquier forma, y como norma general,
podemos establecer como pautas fundamentales para seguir en casa:
1.
Ofrecer
un modelo: Los niños imitan a sus padres, por
tanto, si ven que ellos leen de forma periódica, es más que probable que
repitan su comportamiento. Leer el periódico, revistas, libros de cualquier
tipo pueden ser también modelos válidos. Lo importante es que los/as niños/as
sean conscientes de la necesidad de leer para obtener información, comprobar
datos, acceder a nuevos conocimientos o, simplemente por el placer de leer.
2.
Familiarizarles
con los textos: Desde antes de que empiecen a leer, se
pueden propiciar ocasiones de contacto con los textos escritos para que entiendan
que estos comunican y sirven para transmitir información: se les pueden dejar
pequeñas notas, leer con ellos/as las instrucciones de un juego o juguete…
3.
Leer
un poco cada día: Se debe empezar desde que los hijos/as
son bebés y dotar al momento de lectura de atractivo e intimidad para que el
niño/a lo asocie siempre con una actividad placentera. Los padres/madres deben
usar distintos recursos para atraer la atención de los pequeños y realizar las
caracterizaciones adecuadas de los personajes para que la lectura les resulte
más dinámica. Es este el sentido que pretendemos dar a la sección de préstamos
de la Biblioteca de aula: no son libros de lectura obligada. Sólo pretendemos
que podáis establecer un momento de lectura placentera compartida, por lo que es
necesario que sea un momento relajado, en el que no tengáis prisa ni estéis
realizando otra actividad, en el que no os centréis en la corrección de los
errores que cometan, sino en la lectura, en el texto en sí mismo, en los
personajes, en comentar las situaciones que se presenten, las sensaciones que
nos produzcan…
4.
Su
primera biblioteca: Los padres ayudarán al niño a crear
sus primeras colecciones de libros si incluyen estos por norma entre los
regalos en las ocasiones especiales e, incluso, si recuperan libros suyos de
cuando eran pequeños. Es importante que les proporcionen también un sitio
concreto para que los coloquen de forma ordenada y puedan acceder a ellos con
facilidad (una estantería, un rincón en un mueble... Es importante también
fomentar su responsabilidad en el cuidado de los libros
5.
Enseñarle
a elegir: Cada niño tiene gustos diferentes. Por
eso, para fomentar su interés por la lectura, ha de encontrar las que más se
ajusten a sus intereses. Una buena ocasión puede ser llevarlo de visita a la librería o sacarle el carné de la biblioteca
municipal para que pueda seleccionar los libros que más le gusten. Se deben respetar sus preferencias y no
imponerles las vuestras. Es importante que, desde el principio, creen un
vínculo con el libro que eligen y esto sólo se consigue si son ellos los que
deciden lo que desean leer. Se les puede aconsejar, enseñar libros que os
parezcan interesantes…Pero debéis dejarlos elegir. Podéis, en todo caso, preguntar al/la tutor/a de vuestro
hijo/a, a la coordinadora de la Biblioteca Escolar del centro o al responsable
de la Biblioteca Municipal qué lecturas son más apropiadas para cada edad.
Otra buena opción es mirar la contraportada de los libros, ya que todos indican
la edad para la que están recomendados. Sin embargo, hay que tener en cuenta
que todos los/as niños/as no tienen el
mismo nivel de competencia lectora a la misma edad, así que será necesario
conocer cuál es el de vuestro hijo/a y ser conscientes de que no necesariamente
tiene que corresponderse con su edad cronológica.
6.
Dosificar
el tiempo de otras actividades: La televisión o los videojuegos son
hoy en día dos de los principales enemigos de la lectura. La atracción que
ejercen estas actividades lúdicas sobre los niños provoca que otras menos
"visuales", como la lectura, les parezcan aburridas y poco
atractivas. Es recomendable que los
padres limiten el tiempo de dedicación a la televisión o los videojuegos .Está
claro que la excesiva dedicación a la televisión resta tiempo a la lectura, a
la relación libre y personal con los libros. Sin embargo, ante los niños no deberíamos plantear ambas como actividades
contrapuestas sino como actividades distintas. Las dos pueden ser propuestas
atractivas para el tiempo libre, en su medida, a su tiempo.
Los padres tienen un papel fundamental
en las costumbres de los niños en relación con la televisión.
Con frecuencia, las propias familias
son responsables del exceso de televisión en el hogar. Los padres deben ser una
guía para seleccionar (enseñar a elegir calidad) y regular los tiempos
dedicados a la televisión (apagar y buscar otras actividad) y establecer
posibles puentes con los libros (descubrir la misma historia de una película en
un libro, conocer aventuras semejantes en los libros, ampliar o aclarar
información de un documental...).
Una de las claves a
favor de la lectura estará en la buena planificación del tiempo libre de los
niños, reservando siempre momentos para la lectura y disponiendo las
condiciones adecuadas para recrearse con los libros. La lectura requiere
silencio, concentración. Para la lectura es necesario tener libros atractivos
al alcance y poder contar con el apoyo de los adultos para resolver dudas, para
compartir los momentos más interesantes o para prevenir dificultades. Si no se
dan estas circunstancias, será difícil que la lectura ocupe un espacio
preferente en el ocio de los niños.
En todo caso, la mejor manera de que
los niños y las niñas dediquen más tiempo a la lectura es haciendo de ella una
actividad apetecible, imprescindible, emocionante. Y este descubrimiento es
difícil que los niños puedan hacerlo solos o de forma espontánea. Desde la
familia podéis ayudarles a establecer una relación especial, de privilegio, con
los libros.
7.
Involucrarles
en actividades lectoras:
Para los más pequeños, son interesantes actividades como leer el nombre de las calles, leer
las listas de compra que lleváis al supermercado (para que busquen con
vosotros lo que necesitáis), leer recetas de platos que vayáis a cocinar, leer
notas para recordar algo que debáis hacer…
8.
Jugar
a juegos de palabras: palabras encadenadas, juego del
ahorcado, de la Habana ha venido un barco cargado de…, adivinar que letra le
falta a una palabra determinada…
Como
principios generales que debéis tener siempre en cuenta para ayudar a vuestro
hijo/a en la adquisición y consolidación de la lectura, podemos señalaros los
siguientes:
·
La
lectura no debe imponerse, y sí debe facilitarse.
·
Es
bueno que el niño vea leer en casa.
·
Es
imprescindible compartir lecturas con los/as hijos/as.
·
Debéis
estar convencidos y convencerles de que leer no es una pérdida de tiempo.
·
Entre
vosotros/as y nosotros/as debemos intentar que asuman que la lectura requiere
un esfuerzo, pero es divertida.
·
Es
una buena actividad para realizar en familia, visitar librerías y bibliotecas y
recordad: un libro siempre es un buen regalo.
B)
QUÉ HACER CUANDO OS ENCONTRÁIS CON
VUESTROS HIJOS/AS ANTE UN TEXTO DETERMINADO CUYA LECTURA VAIS A COMPARTIR:
Cuando nos enfrentamos a cualquier lectura,
podemos diferenciar tres momentos fundamentales que nos van a permitir
finalizar con éxito la tarea que nos hemos propuesto. A lo largo de todo el
proceso, debéis establecer estrategias para ayudar a vuestros hijos a abordar
de manera conveniente cada uno de estos momentos. Por ello, creemos que los
siguientes consejos pueden seros de utilidad:
a)
Antes de comenzar a leer.
Antes de abordar la lectura de un
texto, las personas adultas nos preparamos para leer, sabemos qué vamos a leer y con qué objetivo. En
ocasiones, estas preguntas las hacemos de manera inconsciente, pero su
respuesta será una guía imprescindible para la interpretación del texto.
Sin
embargo, los niños suelen iniciar la lectura sin plantearse previamente qué van
a leer o qué finalidad persiguen con la lectura. Podéis ayudarles a
descubrirlo, utilizando las siguientes estrategias:
·
Recapacitando sobre lo que van a leer
y para qué están leyendo: entretenerse, buscar información,
localizar un dato, aprender a hacer algo (preparar una receta, montar un
juguete, reparar un objeto...), obtener información abundante y ordenada para
hacer los deberes…
·
Ayudándoles a recordar lo que saben
sobre el tema tratado
o sobre asuntos relacionados: recordar otras lecturas, viajes, películas,
experiencias...
·
Fijando su atención sobre el valor de
las marcas del texto
que proporcionan información sobre su estructura: título, preguntas, índice…
·
Con los más pequeños, identificando palabras familiares para situar el tema: nombres de
personajes o de los lugares donde discurre una historia, nombre de objetos,
lugares o personas en los pies de fotos o de ilustraciones....
·
Tomando
la iniciativa vosotros/as e indicando para qué y cómo leéis un texto, con
el fin de que poco a poco vayan haciéndolo solos.
b)
Durante la lectura
Cuando
los adultos leemos, podemos centrar la atención en la comprensión del texto
porque hay otros procesos que somos capaces de realizar de forma automática
(como el descifrado, por ejemplo). Y si encontramos dificultades, tratamos de
resolverlas haciendo uso de estrategias distintas.
Sin
embargo, los niños pueden requerir ayuda mientras están leyendo. Para ello,
podéis guiarles, utilizando las siguientes estrategias:
·
Cuando
son pequeños/as, colaborando en el
descifrado de algunas palabras complicadas y enseñándoles a seguir las
líneas impresas correctamente.
·
Llamando su atención sobre imágenes y
esquemas que
acompañan al texto y mostrándoles la relación que se establece entre la imagen
y el texto.
·
Estimulándoles a que hablen sobre lo
que están leyendo:
que nos cuenten qué leen, dónde han encontrado una información, si saben más
cosas sobre el tema...
·
Preguntándoles si están encontrando
problemas y ayudándoles
a concretar qué es exactamente lo que no entienden y dónde puede residir el
problema: en el vocabulario, en la estructura de las frases, en el tema...
·
Ofreciendo distintas soluciones cuando
no comprenden algo:
la relectura, la lectura del
contexto, la consulta del diccionario
o de otro libro donde ampliar conocimientos
c)
Después de la lectura
Hemos comprendido un texto cuando
somos capaces de entenderlo como una unidad y, por tanto, podemos expresar su
contenido en pocas palabras. De este
modo, una vez finalizada la lectura, podéis seguir ayudando a los niños
utilizando las siguientes estrategias:
·
Conversando
sobre la lectura, tratando de averiguar
qué pasajes les ha resultado más complicados y por qué.
·
Contrastando,
cuando lo haya, el índice del libro con lo que han entendido, haciendo notar la
ventaja de revisar títulos y epígrafes como instrumento para recordar y para
elaborar el propio resumen mental.
·
Indicándoles
que pueden anotar sus dudas y que deben saber formularlas en clase (en especial
en la realización de trabajos escolares).
·
Recordando
el vocabulario nuevo y comprobando que han aprendido su significado (con juegos
de definición de palabras o de búsqueda de palabras para una definición dada).
·
Orientándoles
cuando tratan de hacer un resumen e invitándoles a sacar conclusiones, a
ordenar una historia, a hacer un esquema.
C)
QUÉ HACER CUANDO UN
NIÑO/A NO QUIERE LEER, CUANDO NO LE GUSTA LEER.
Ante
todo, dialogar. Intentar averiguar las causas, y no forzar, no obligar a
disfrutar con algo que en principio no entra en sus planes. Una vez detectado
el problema, podremos actuar.
Aunque
a veces resulte complicado, nunca debemos
abandonar la labor de estímulo y orientación.
Habrá
que hacer uso de nuestra imaginación y de nuestra habilidad para utilizar todos
los recursos al alcance. Estos son algunos consejos que pueden orientar en
estos casos:
·
Siempre hay que prevenir. En el periodo en que los niños ya
conocen el código pero aún no leen con soltura, es conveniente continuar a su
lado. El cansancio puede vencerles. Estar siempre cerca, observar su
comportamiento y tener preparadas
algunas ideas para estas ocasiones puede dar buenos resultados: leer juntos,
sorprenderles con nuevos libros, acudir juntos a las actividades de librerías y
bibliotecas...
·
Haced de la lectura una actividad
imprescindible. Numerosas actividades de la vida cotidiana pueden llevarnos a
los libros. Se trata
de buscar esos momentos en que los libros son necesarios o pueden ser un
complemento inesperado para su actividad: preparar un viaje; hacer una visita
al zoológico, a un museo o a una exposición; ver una película; aprender
manualidades, comprender las instrucciones de un juego.
·
Seleccionad momentos adecuados. No
intentad modificar sus hábitos de forma brusca y por obligación. Para ello, debemos evitar proponer
la lectura en las situaciones en que los niños están más agitados o están más interesados
en realizar otras actividades: salir, oír música, ver la televisión...
·
Tratad de involucrar a sus amigos/as. Si alguno de sus amigos/as son buenos
lectores/as, podremos sugerir actividades que sean de gran ayuda: invitad a los
amigos/a a leer en casa, organizad un club de lectura, estad atentos a la
programación de actividades de la biblioteca o de la librería para que vayan
juntos...
D)
QUÉ HACER CUANDO A UN NIÑO/A LE GUSTA
MUCHO LEER:
Tener hijos a los que les gusta leer
mucho constituye una gran ventaja, pero debéis seguir atentos para que la
afición permanezca, Siempre podréis hacer algo más para ayudarles a evolucionar
como lectores y afianzar el hábito que están adquiriendo.
Vuestro ejemplo, vuestro consejo y
orientación siguen siendo necesarios en la elección de lecturas y en la
formación de un criterio propio y de una visión crítica y personal sobre los
libros. En esta labor, podéis tomar alguna iniciativa más: la suscripción a
revistas infantiles y juveniles que incluyan reseñas de libros; la lectura de
suplementos de periódicos dirigidos a
estas edades; la consulta de servicios especializados en Internet donde se
presentan novedades o se proponga la participación en foros sobre los libros;
el acercamiento progresivo hacia la
literatura de adultos, leyéndoles algunos pasajes de vuestros libros o
comentando lo que estáis leyendo vosotros/as; la creación de un club de lectura
con sus amigos, para intercambiar libros o discutir sobre sus gustos
literarios...
Otra posibilidad para los pequeños/as
muy aficionados a la lectura, y quizás también para los no tan pequeños/as, es
orientarles hacia la escritura: ¿te gustaría escribir aventuras semejantes a
las que estás leyendo? Con alguna indicación por vuestra parte, pueden aprender
a crear historias y compartirlas con los amigos/as.
Y
recordad: Sea cual sea el nivel de lectura de vuestros/as hijos/as, debemos
seguir cerca de ellos/as, porque el hábito de la lectura se construye paso a
paso. La pasión por los libros hay que seguir alimentándola de manera
constante.
E)
ACTITUDES QUE PUEDEN HACER QUE VUESTROS
HIJOS/AS NO DESARROLLEN HÁBITOS LECTORES
:
No hay una fórmula matemática para hacer de vuestros/as
hijos/as un ferviente lector/a, son muchos los caminos para despertar el
interés por las historias y alimentar actitudes positivas hacia el libro y la
lectura. Pero conviene evitar ciertos modos de entender la lectura y
maneras de actuar que perjudican su relación con los libros.
ALGUNAS DE ESTAS ACTITUDES SON:
Querer que lean por encima
de todas las cosas: La
lectura es una forma de crecer, de conocerse, de descubrir otros mundos, pero
no la única, ni debe estar alejada de la vida de los niños. Tendamos puentes entre el libro y
el día a día de nuestros hijos.
Imponer la lectura como obligación: El gusto por leer no responde a
ninguna orden ni debemos dejar que la lectura quede limitada al terreno de la
mera tarea escolar. Ayudemos a
los niños a descubrir las distintas posibilidades de la lectura.
Valorar las obras por su utilidad: Criticar sus lecturas por
considerar que son de poco provecho, que no les van a aportar nada nuevo ni les
van a ayudar a sacar mejores notas constriñe las posibilidades del lector. Animemos a nuestros hijos a
descubrir sus propios caminos.
Enfrentar el libro a otras
alternativas: La música, el
cine, el teatro, la televisión o el ordenador no son enemigos del libro. Presentémoslos como aliados y
aprovechemos todo su atractivo.
Empeñarse en que lean lo que nos
gustó: Las obras que nos conmovieron,
inquietaron o divirtieron a nosotros puede que no conecten con nuestros hijos. Intentemos conocer sus intereses.
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